Jane era una joven de 19 años, rebelde y con un estilo de
vida agitado que muy pocos se atreven a llevar. Siempre fue amante de ir en
contra de las reglas y de los estereotipos, para ella apegarse a una rutina era
lo ultimo que quería hacer en la vida, y por eso escapo de casa de sus padres
teniendo apenas 17 años.
No fue fácil para ella comenzar desde cero, viviendo en el
piso de un amigo, ella termino sus estudios e ingreso a la universidad comunal
para estudiar informática, pero su verdadero sueño era ser una rock star (Si,
la señorita “odio los estereotipos” era el peor de ellos). Ganaba algo de
dinero junto a su banda tocando en matrimonios y clubes nocturnos,.
Pero su vida, era un completo caos.
-JANE MARIE! DESPIERTA!...-una voz femenina estruendosa resonó
en sus oídos despertándola de su letargo profundo, lo cual seguramente le causaría
a la muchacha un fuerte dolor de cabeza, y cuando la rubia decidio levantar la
vista encontró frente a si a Maddison, con los brazos en jarra y una mirada de
enojo.
-¿Qué ocurre Maddy?...-pregunto, frotando sus ojos y desperezándose,
sin notar que aun seguía en el aula de clase, a lo cual a Maddison le temblo
una ceja, el enojo era visible, casi tanto que podía palparse con las manos.
-¿Me estas bromeando verdad? –solto un bufido enojada, pero
luego se calmo, sentándose al lado de Jane y mirándole con preocupación- Jane,
tu atención esta faltando en clase. ¿Qué ocurre, nena?. –Maddison se inclino para tomar la mano de Jane
y acercarla a su pecho, sujetándola casi con adoracion.
Desde hacia un par de semanas, ambas estaban sintiendo entre
las dos una especie de nueva energía que no sabían describir. Cada minimo roce
causaba temblores, rubores, escalofríos, por resumir, y aunque Jane desconocia
aun el motivo, Maddison ya había aceptado en su totalidad su enamoramiento por
su mejor amiga.
-Maddy, solo estoy teniendo demasiados toques en el club…Es
todo…-Dijo, bajando el rostro ya pretando sus dedos en torno a la mano de
Maddison, casi inconsciente, le gustaba sentir el calor que emanaba de la
castaña.
Por su parte, Maddison, cada dia parecía mas preocupada por
la rubia: no contaba con algún familiar a quien pedir ayuda, la universidad
estaba agobiándola además de su incesante búsqueda de la fama…Temia perder a
Jane a causa de algún vicio o que esta simplemente decidiera abandonar la
carrera, es por eso que se había convertido
en su sombra.
-En dos días tendremos un examen importante, espero que te
quedes estudiando y no vayas a ir a ningún club…-sentencio separándose de Jane,
como si el roce con esta le quemara. Maddison había empezado a perder la
paciencia y la esperanza en ser correspondida, ahora debía ella buscar la forma
de poder olvidar y superarla.
Jane decidio ignorar el consejo de su mejor amiga, haciendo
lo posible por mentenerse despierta en el resto del dia para poder tomar
apuntes de sus clases ignorando lo mejor que podía las miradas intensas de la
castaña a su lado, le hacían sentir incomoda y con cierto cosquilleo en la
parte baja del vientre. Quizas estaba pasando por una etapa de hormonas de la
cual nadie le advirtió, quizás solo era “molestia” por el constante asedio de
su mejor amiga en querer actuar como su madre, cuidando de sus acciones…quería pensar
lo que fuera menos el hecho que estaba enamorada.
Aquella noche Jane hizo casi omiso a Maddison. Estaba encima
del escenario, con unos jeans rotos y desteñidos enfundados en unas botas de
cuero marron, tenia una camiseta sin mangas color negro, su cabello rubio se
encontraba suelto, alborotado y algunos cabellos se pegaban a su rostro
cubierto en sudor. Ella se sentía en la cima del mundo cuando tomaba su
guitarra e iniciaba con los solos de cada canción; sus ojos pintados con
sombras oscuras siempre vagaban alrededor del publico para ver las miradas de
asombro de quienes le oian, pero esa noche ella se encontró con una mirada
castaña que le perturbo.
Maddison estaba de pie en medio del publico, con sus brazos
cruzados sobre el pecho y una gran decepcion en sus ojos, parecía que había perdido
completamente la fe y el respeto por Jane, pero además…se veía muy bonita. Penso para si misma Jane; Esa noche Maddison
tenia un lindo vestido casual color blanco, que se ajustaba peligrosamente en
su cintura y que llegaba hasta medio muslo, cabe destacar que entre ella y
Jane, Maddy siempre había tenido una rutina muy estricta de ejercicios de
ballet.
En cuanto acabo la canción, Jane se arrojo por las escaleras
para poder alcanzar a su amiga, quien ya había partido por la puerta trasera
del local. Para cuando Jane fue capaz de tomar su muñeca y voltearla para ver
sus ojos, encontró ese par de iris color café cristalizados en lagrimas de
profunda tristeza.
-¿M-maddy?...-si, no fue exactamente muy ingeniosa.
-Crei que me harias caso…-gimoteo Maddison, soltándose del
agarre de Jane.
-¿Y que carajos importa? Maddy, necesito dinero para poder
estudiar…-Jane se cruzo de brazos, con una actitud muy hostil.
-Si no apruebas tus materias ni todo el dinero del mundo te
dara una carrera.
-¿Y tu quien te crees? –escupio con ira Jane- ¿Acaso crees
que eres mi madre?
-N-no soy tu madre…y tampoco quiero ser tu amiga…-Maddison
bajo la mirada mientras se abrazaba a si misma, sollozando.
-¿Q-que dijiste?...-Ahora Jane si había metido la pata, perdería
a su mejor amiga, y quizás incluso su carrera.
-No quiero ser tu amiga Jane…-Maddison levanto la mirada y
con determinación camino hasta Jane, tomándola del mentón y en un rápido movimiento
le beso antes que la rubia pudiera siquiera replicar-…Quiero ser mas que eso…
Maddison suspiro, estaba sentada en el porche de su casa de
vacaciones, con una taza de te en las manos (que ya se había enfriado) y el teléfono
celular en la otra; estaba esperando alguna respuesta de Jane a su mensaje de
disculpa, sabia que había metido la pata al tratar de aprovechar el error de
Amelia en su propio beneficio…tenia casi dos horas esperando que la rubia le
contestara y cada celula de su cuerpo le decía que no recibiría absolutamente
nada mas que silencio.
Cuando se levanto, dispuesta a retirarse dentro de su morada, el sonido de unas llantas rechinando a causa de un freno muy mal tomado, le hizo voltearse. Una camioneta blanca hizo aparicion en la entrada a su residencia y la puerta se abrio con premura....
Una uña, un dedo, una muñeca, un brazo y luego de toda extension de cuerpo que le señalaba, unos ojos castaños relampagueantes con odio puro.
-¡Tu! -Grito Amelia. Aquella no seria una tarde placentera.
Cuando se levanto, dispuesta a retirarse dentro de su morada, el sonido de unas llantas rechinando a causa de un freno muy mal tomado, le hizo voltearse. Una camioneta blanca hizo aparicion en la entrada a su residencia y la puerta se abrio con premura....
Una uña, un dedo, una muñeca, un brazo y luego de toda extension de cuerpo que le señalaba, unos ojos castaños relampagueantes con odio puro.
-¡Tu! -Grito Amelia. Aquella no seria una tarde placentera.
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