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martes, 16 de julio de 2013

Los castigos

Hoy he de decir que me he levantado de la cama sintiéndome una niña pequeña. siento que he regresado a mis 9 años cuando levantarme de la cama suponía berrinches y llantos porque tenia sueño y sentía que el mundo estaba en mi contra y confabulaba para no dejarme dormir un ratito mas.

Quería quedarme en la calidez de la cama, cerca del cuerpo de Mi Señora, pero hoy es un día que tengo completamente copado y no puedo retrasarme con absolutamente nada porque sino la organización del día se viene abajo...y yo solo pienso ¡Realmente quería dormir!. Entre las pesadillas sin sentido y aquellas que si lo tienen me he levantado con un dolor de cabeza descomunal! Y siento que me falta la inspiración para escribir la entrada de hoy, sin embargo no debo descuidar el blog, ya que según me ha dicho Mi Señora tengo algunos seguidores (Anímense a comentar!) y debo tenerlos en vilo esperando actualizaciones.

Se supone que el día de hoy debo hablar sobre los castigos que me causan curiosidad, a forma de consejo que me dio Mi Señora anoche, pero entre pensar y pensar y tratar de buscar un castigo físico que me cause alguna curiosidad por quizás experimentarlo o algo así, debo confesar con total honestidad que no hay un solo castigo per se que me cause curiosidad alguna y supongo que eso esta bien, ya que los castigos se supone que existen para corregir una conducta errada del sumiso y que no deben de ser de su agrado ya que no cumpliría su objetivo.

Pero si explicare un poco el tipo de castigos los cuales hacen mucha mella en mi y me desequilibran de todas las formas posible, ya que me hace sentir como algo menos que un ser humano, y mucho mas cercano a un animal o a un objeto.

Las cachetadas. Son humillantes y cuando el Amo explicitamente obliga al sumiso a combatir su instinto de auto protección o sus reflejos al voltear el rostro para esquivarlo entonces crea en este una sensación de expectativa donde tu cerebro sabe que el cuerpo recibirá un golpe y el cuerpo lo resiente y quiere librarse de ello, entonces empieza a temblar y a querer huir, sin embargo no puede. Creo que este castigo es el que hasta ahora mas he resentido.

El gritar. Cuando la gente me grita usualmente me siento enojada. Crecí en un ambiente familiar donde se gritaba mucho, mi madre usualmente me hacia llamar con un grito y llego un punto donde llegue a odiar su voz y una vez se lo dije "si por mi fuera te quedaras muda. Odio que me grites". Había días en los que peleaban en la casa unos con otros y yo solo tomaba una almohada y me cubría la cabeza...en fin, odio los gritos y me desequilibran personalmente. 

Los largos reclamos. Mi madre ha creado en mi ciertos resentimientos hacia ella, cuando yo hacia algo malo ella se sentaba a hablar (mas bien monologar) conmigo y me reclamaba durante largos y extensos minutos sobre mi conducta, pero en vez de hacerlo de forma positiva, reclamándome mi conducta y aconsejándome la adecuada, ella solo se quedaba ahí plantada criticándome una y otra vez, cada mínimo aspecto de mi persona; aun en la actualidad lo hace, tanto que llego un punto que al oírle decir "tengo que decirte algo" ya yo sentía ganas de golpearle en la cara. Mi padre por el contrario era un hombre de acciones: yo me portaba mal, correazo, y bueno...obviamente de niña a el fue a quien mas caso le hacia.

Por ahora, ya que no se me ocurre que otro castigo añadir a la lista, dejare una lectura sacada del blog "AmaySeñora" que me ha resultado realmente interesante sobre la educacion del sumiso:

a) Enseñar los buenos usos de urbanidad y cortesía:

Esta la hemos recibido todos en mayor o menor medida, y consiste en unas normas básicas de convivencia y de respeto, que en el caso de que brillen por su ausencia, con algo de esfuerzo, repetición y paciencia se pueden aprender.

b) Adiestrar o perfeccionar los sentidos:

Hacerse a las prácticas en el grado que satisfaga a la Dómina conlleva una adaptación gradual, una educación de la sensibilidad, explorando los umbrales y los límites. No todo el mundo nace con un umbral del dolor elevado, pero la buena noticia es que hasta cierto punto puede incrementarse, y lo mismo puede suceder con otras prácticas que impliquen dilatación o resistencia, que el cuerpo se adapta en cierta medida.

c) Dirigir, encaminar, adoctrinar - la Educación adaptada:

A partir de esta base la parte Dominante puede tener unas preferencias personales en cuanto al tratamiento en privado o en público, sobre determinadas acciones (como caminar por delante, por detrás, abrir puertas, etc, la mayoría recogidas en el manual del perfecto caballero, y es que siempre digo que siendo un caballero se va a todas partes), o actitudes (tono, posturas, mirada...).En este caso el sumiso aprende aquello que puede complacer a su Dominante, se adapta en cuanto a lo que se puede esperar de su respuesta y actitud.

d) Desarrollar las facultades intelectuales y morales de una persona:

Esta fase de la educación, para quien quiera abordarla, puede implicar cambios en las creencias de la persona sumisa, asumir una nueva visión, abrir la mente a nuevas formas de pensamiento.

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